Ya cumplimos un mes en esta Ciudad (Ciudad, así con mayúsculas, aun que algunos crean que estamos en un pueblo perdido al sur del mundo) y todo se ha ido dando lleno de "casualidades", he visto a gente muy querida que no veía muy seguido en Santiago, hemos compartido con ex compañeros de universidad, he salido con susto a pedalear bajo la lluvia pero sólo me he topado con el viento en contra, y el sol ha acompañado agradablemente nuestra "aclimatización" a la Patagonia... Y por si fuera poco, un eclipse solar anular se vio de manera privilegiada desde esta hermosa Región.
Pero hay una "casualidad" que me da vueltas y que puede definir un poco este movido mes en Coyhaique. Rodeado de un maravilloso paisaje como tantos hay por acá, en torno a una parrilla, con comensales de ambos lados de la cordillera y luego de conversaciones cargadas de recuerdos y puestas al día, el agua veleidosa arrastraba contra toda voluntad a una hue...joven. Asomaba su cabeza entre una corriente casi imperceptible desde la superficie, y con un hilo de voz iba río abajo pidiendo ayuda. "¡Manolo, se está ahogando!"...
Leer más...
Pero hay una "casualidad" que me da vueltas y que puede definir un poco este movido mes en Coyhaique. Rodeado de un maravilloso paisaje como tantos hay por acá, en torno a una parrilla, con comensales de ambos lados de la cordillera y luego de conversaciones cargadas de recuerdos y puestas al día, el agua veleidosa arrastraba contra toda voluntad a una hue...joven. Asomaba su cabeza entre una corriente casi imperceptible desde la superficie, y con un hilo de voz iba río abajo pidiendo ayuda. "¡Manolo, se está ahogando!"...