El investigador del RIMISP, Julio Berdegué, escribe hoy en El Mostrador un interesante análisis sobre los datos de la última CASEN, y como desde el gobierno nos están de a poco entregando datos sin mayores reflexiones de fondo... Les dejo un resumen del artículo
En la última entrega de datos dada por el ministro Felipe Kast se habló sobre los problemas del país en cuanto a la distribución del ingreso. "Si bien los datos públicos siguen siendo muy escasos, el panorama ya se está aclarando, y ello permite aventurar que cuando tengamos toda la información disponible, Kast tendrá que dar explicaciones al Presidente Sebastián Piñera".
Solo por los datos "podemos afirmar matemáticamente dos cosas: Primero, que el 40% más pobre de la población de Chile se llevó un 12% de la torta de los ingresos del país derivados del trabajo (llamados “ingresos autónomos“). El 10% más rico de la población de Chile se llevó un 40% de esa misma torta de ingresos autónomos. Hasta aquí el mercado. Lo segundo, pone en escena al Estado. El 40% más pobre de Chile se llevó el 69% de la torta de las llamadas transferencias monetarias. El siguiente 40% representado por las clases medias se llevó un 27%, y al 20% más rico le tocó apenas el 4% de los subsidios sociales (¡mal hecho; deben ser los mismos que piden factura en el supermercado a nombre de la empresa!)".
Continúa señalando el error del Presidente, que para variar se apresuró, y "tuvo el desacierto de afirmar que los dineros de los programas sociales estaban mal focalizados. Por el contrario, Chile aprobó con muy buena nota en materia de focalización del gasto social".
Pero no hay dudas que de los datos "se desprenden otras conclusiones menos halagadoras. Primero, que el modelo económico imperante es fuertemente regresivo, ya que el mercado en Chile da muy pocas oportunidades a quienes ya carecen de casi todo. Segundo, que en distribución de los ingresos del trabajo, Chile reprobó sin mayor discusión".
Para Berdegué: la “vía chilena a la distribución del ingreso” tiene 2 caminos: "transferir ingresos a través de la política social", y "la promesa de una educación de calidad y equitativa". Podemos consensuar que el segundo camino esta lejos de ser una realidad, y es más, si llegase a cumplir hoy, "ello no afectaría los datos de la CASEN sino hasta unos 20 años más. Es decir, cuando los niños de hoy estén en el mercado de trabajo en cantidades suficientes como para marcar la diferencia. En suma, mientras se revoluciona la educación y ello rinde frutos en la situación social del país, nos está quedando la política social".
Pero lamentablemente los datos señalan que "pese a que el gasto social está muy bien focalizado, no alcanza a hacer la diferencia. Porque al capturar el 40% más pobre de Chile el 69% de los subsidios, apenas logra hacer crecer su pedazo de la torta total de los ingresos del país de un miserable 12% a otro miserable 13%. Es decir, la política social está muy bien para reducir pobreza, pero no sirve casi nada para reducir desigualdad".
EL autor nos entrega una reflexión de antología: "Si queremos que el 40% más pobre aumente los ingresos del trabajo a un 25% (por ejemplo), tendríamos que redistribuir el 60 % del ingreso del 10% más rico. Eso más que a reforma tributaria, suena a revolución social. Claramente una reforma tributaria puede ayudar, pero no va resolver el problema".
Por último, concluye que "para seguir bajando la pobreza y comenzar a reducir la desigualdad en la distribución del ingreso, debemos comenzar a pensar seriamente y abandonar las apuestas a favor de fórmulas mágicas. Debemos partir por una estrategia nacional, multidimensional, que apunte de manera simultánea a sostener el crecimiento, a eliminar la pobreza y a reducir la desigualdad. Aquí van a tener cabida todas las fórmulas: la creación de mejores empleos, las transferencias focalizadas, la educación pública de calidad, la reforma tributaria y otras que aún no salen a la discusión, como la política industrial y las políticas a favor de un desarrollo económico territorial equilibrado"
Tremendo.... DESARROLLO ECONÓMICO TERRITORIAL EQUILIBRADO, no estamos tan perdidos parece
MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
...."Deja la Vida Volar"....
En la última entrega de datos dada por el ministro Felipe Kast se habló sobre los problemas del país en cuanto a la distribución del ingreso. "Si bien los datos públicos siguen siendo muy escasos, el panorama ya se está aclarando, y ello permite aventurar que cuando tengamos toda la información disponible, Kast tendrá que dar explicaciones al Presidente Sebastián Piñera".
Solo por los datos "podemos afirmar matemáticamente dos cosas: Primero, que el 40% más pobre de la población de Chile se llevó un 12% de la torta de los ingresos del país derivados del trabajo (llamados “ingresos autónomos“). El 10% más rico de la población de Chile se llevó un 40% de esa misma torta de ingresos autónomos. Hasta aquí el mercado. Lo segundo, pone en escena al Estado. El 40% más pobre de Chile se llevó el 69% de la torta de las llamadas transferencias monetarias. El siguiente 40% representado por las clases medias se llevó un 27%, y al 20% más rico le tocó apenas el 4% de los subsidios sociales (¡mal hecho; deben ser los mismos que piden factura en el supermercado a nombre de la empresa!)".
Continúa señalando el error del Presidente, que para variar se apresuró, y "tuvo el desacierto de afirmar que los dineros de los programas sociales estaban mal focalizados. Por el contrario, Chile aprobó con muy buena nota en materia de focalización del gasto social".
Pero no hay dudas que de los datos "se desprenden otras conclusiones menos halagadoras. Primero, que el modelo económico imperante es fuertemente regresivo, ya que el mercado en Chile da muy pocas oportunidades a quienes ya carecen de casi todo. Segundo, que en distribución de los ingresos del trabajo, Chile reprobó sin mayor discusión".
Para Berdegué: la “vía chilena a la distribución del ingreso” tiene 2 caminos: "transferir ingresos a través de la política social", y "la promesa de una educación de calidad y equitativa". Podemos consensuar que el segundo camino esta lejos de ser una realidad, y es más, si llegase a cumplir hoy, "ello no afectaría los datos de la CASEN sino hasta unos 20 años más. Es decir, cuando los niños de hoy estén en el mercado de trabajo en cantidades suficientes como para marcar la diferencia. En suma, mientras se revoluciona la educación y ello rinde frutos en la situación social del país, nos está quedando la política social".
Pero lamentablemente los datos señalan que "pese a que el gasto social está muy bien focalizado, no alcanza a hacer la diferencia. Porque al capturar el 40% más pobre de Chile el 69% de los subsidios, apenas logra hacer crecer su pedazo de la torta total de los ingresos del país de un miserable 12% a otro miserable 13%. Es decir, la política social está muy bien para reducir pobreza, pero no sirve casi nada para reducir desigualdad".
EL autor nos entrega una reflexión de antología: "Si queremos que el 40% más pobre aumente los ingresos del trabajo a un 25% (por ejemplo), tendríamos que redistribuir el 60 % del ingreso del 10% más rico. Eso más que a reforma tributaria, suena a revolución social. Claramente una reforma tributaria puede ayudar, pero no va resolver el problema".
Por último, concluye que "para seguir bajando la pobreza y comenzar a reducir la desigualdad en la distribución del ingreso, debemos comenzar a pensar seriamente y abandonar las apuestas a favor de fórmulas mágicas. Debemos partir por una estrategia nacional, multidimensional, que apunte de manera simultánea a sostener el crecimiento, a eliminar la pobreza y a reducir la desigualdad. Aquí van a tener cabida todas las fórmulas: la creación de mejores empleos, las transferencias focalizadas, la educación pública de calidad, la reforma tributaria y otras que aún no salen a la discusión, como la política industrial y las políticas a favor de un desarrollo económico territorial equilibrado"
Tremendo.... DESARROLLO ECONÓMICO TERRITORIAL EQUILIBRADO, no estamos tan perdidos parece
MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
...."Deja la Vida Volar"....
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