martes, 12 de agosto de 2008

“Colo-Colo, el hijo de Chile”

Mi querido amigo, Dedos Tiesos, se inspiró y se gano el primer premio en un concurso de poesías para "EL POPULAR"
Se las dejo:

"“Colo-Colo, el hijo de Chile”
...Quizás un loco sueño, una esperanza; quizás un arrebato que te conmueve;
fue la virtud de David Arellano; en aquel abril, de día diecinueve.
La camiseta fue blanca de intención; y los pantalones negros, de seriedad;
reunió un nombre de tradición; y una mística sin igual.
El equipo del pueblo sería llamado; a la larga el Eterno Campeón;
fiel reflejo del hombre chileno; de trabajo, de garra y corazón.

Colo–Colo así nació grande; y campeonó en su primer torneo;
1925 será recordado; como el invicto, el grito primero.
Pero la historia quería otra cosa; y en el inicio fue dura y aún latente;
marcó su paso, dejó la huella; formó el carácter, después de la muerte.
Y la tragedia se hizo presente; y al capitán, David, se llevó;
pagó con fuerza, memoria y razones; mas una franja de negro color.
Nació el coraje, la garra, el temple; nació la lucha, creció el sueño;
surgió el equipo de los hombres valientes; que llevaban el alma del pueblo.
…y Arellano siguió desde arriba, guiando por la senda triunfal,
mientras el 28, 29 y 30, el equipo aprendía a ganar.

El cacique dio clases en la cancha, y quiso ser profesional,
tal desplante, tal fuerza de raza, los rivales debieron imitar.
La diferencia, el estandarte; la eternidad de todo un equipo;
fue de Blake y su cantera, fuente incesante de caciques aguerridos.
Así se formó aquel plantel, como un mapuche potente y decidido,
y el equipo por vez primera, campeonaba y era invicto.
Por eso Fernández y Tamayo; con Camus, Montero, Carmona;
San Juan, los Arancibia y Torres; con Rojas y Sorrel, son la memoria.
...y el 39 fue de Alfonso Domínguez; partidos fueron 24 y los goles 32,
demostró que la blanca tiene alma; tiene peso, gloria y honor.
Desde Hungría viajó un visionario, que en la cancha una máquina creó,
Francisco Platko, nuevamente el 41, de invicto al equipo adornó.
Del pasto a la madera de la banca, y sus ideas al equipo comentó,
Sorrel pudo con la cuarta estrella, y el 47 a lo mas alto volvió.
Los Robledo y Platko al mando; de presidente el Señor Laban;
el 53 fue nuevamente albo, y las copas cada día eran mas.
Con Escuti, Horamazal y Moreno, y adquiriendo el terreno inmortal,
de un estadio hecho para el pueblo, el 56 se volvió celebrar.

Los años 60, 63 y 70, de blanco victorioso se vistieron,
el 72 también anunciaba, de aquellos tiempos raros y venideros.
Tal vez el mejor plantel de la historia; aquel equipo que un golpe retrasó,
quiso ser grande, quiso la gloria; pero el mérito no le bastó.
Fue Cazely el alma del pueblo, con Vasconcellos a la gente contagió,
junto a un equipo de orgullo chileno, que a fuego y sangre luchó.
Se fue imbatible el 79, y mas dramatico el 81;
interminable como el 83, y el objetivo, seguía siendo uno.
Asi llego el 86, y la estrella se luchó en un partido;
gracias a la historia que ya existía, se retomó el exitoso camino.

Fue el 89, 90 y 91; los años del tricampeonato,
mas el despertar del eterno sueño, de un pueblo que gritaba hace rato.
Mirko Josic llegó y marcó pauta, y el equipo en la cancha respondió,
imbatibles y fuertes en casa, a la cima de Los Andes se llegó.
El pueblo al fin lo sabía, el pueblo al fin despertó;
se pacta con sangre la alianza, entre Chile y su Eterno Campeón.
Al fin el brazo fue fuerte, y bajó la estrella mas pesada de todas;
Colo-Colo gritaba su nombre, Campeón de América, era ahora.
El 93, 96 y 97, mas el 98 supieron de victorias;
la historia para nada culminaba, aumentaba en triunfos y glorias.
La amenaza latente de la quiebra, alimentó el corazón joven y guerrero;
y de un plantel nacido en la cantera, se campeonó, como un grande, de nuevo.

Luego vino la magia latente, las rabonas, los tacos y golazos;
se sentía la sangre ardiente, que será recordada por años.
De la mano de un arquerazo, y en la cara del archirrival;
junto a Matias, Valdivia y Suazo, la copa se supo ganar.
Asi nació el tetracampeonato, inédito en la historia nacional,
que el colocolino humilde, de barrio, nunca en su vida habrá de olvidar.

La historia nos ha hecho fuertes, aprendimos a ganar y llorar;
somos el pueblo dentro de una cancha, somos la pasión de un equipo al jugar.
...Colo-Colo traspasa el estadio, es parte del diario vivir;
naces de corazón y sangre blanca, y de blanco te vas a morir.
Tal vez por eso el pan es mas blando, cada lunes al desayunar;
porque Colo-Colo, el equipo del pueblo, en toda cancha sale a ganar.
Por eso el cacique se quiere tanto, por eso el cacique es parte de uno mismo;
porque en mi sangre va un río araucano, va la fuerza del colocolino."


MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
una constante búsqueda....

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