martes, 28 de abril de 2009

La politica secuestrada

(DESDE ESTE ENLACE )
Es un arículo del Precandidato Henriquez-Ominami...
Cuando una persona posee un cuerpo débil y se enferma, el desafío de la medicina para aliviarla es doble. En muchos casos, aun con el diagnóstico correcto y existiendo tratamientos probados, la fragilidad del organismo impide sanarlo.
Algo muy similar le ocurre hoy a la política. Aunque en época electoral se tiende a relevar las diferencias, que las hay, lo cierto es que existen también vastas zonas de convergencia sobre los desafíos que enfrenta Chile para acceder a progreso y bienestar para sus ciudadanos. Pero a la hora de pasar al tratamiento, la debilidad de la política impide llegar a puerto.
Lo que hace años era parte del activo que permitió aplicar políticas exitosas, hoy se ha tornado en la mochila que sobrecarga toda decisión, acción o acuerdo. En suma, la política, hoy, no es parte de la solución, sino del problema.
La estabilidad macroeconómica, la cobertura educacional, la paz social, el crecimiento, la cobertura de caminos y viviendas, así como el acceso a bienes y servicios que antes eran privilegio de unos pocos, son parte de los logros de una generación que supo conjugar la ambición, la responsabilidad, la audacia y la cautela en proporciones adecuadas para su tiempo y su proyecto político. La generación de líderes que encabezó la transición en Chile puede, además de sus fracasos y errores, mostrar esto con orgullo, como un logro.
El problema es que esa misma generación actualmente no tiene respuesta ni propuestas para enfrentar al Chile del bicentenario.  Esto, pues los esfuerzos que se deben abordar para implementar políticas a la altura de lo que el país es y necesita requieren cambiar las cuotas, las porciones y las proporciones de  la receta con que la clase política -de izquierda y derecha- viene cocinando el puchero desde hace ya casi 20 años.
La protección de la infancia, los pisos sociales, la libre competencia, la sustentabilidad, la calidad en la educación, la cultura digital, la excelencia en la administración del Estado, la ampliación de las libertades, la consolidación de una ciudadanía activa y de la institucionalidad que la cobije, entre otros, son desafíos de segunda generación respecto de los precedentes. Por lo mismo, requieren de una segunda generación de líderes que sean capaces de enfrentar con decisión, con pragmatismo y con convicción los desafíos que estas tareas imponen.
Poco se puede hacer por mejorar las condiciones y la disponibilidad de empleo si las políticas en esta materia las define el diferencial entre la agenda de la CPC y la CUT. La educación puede dar forma a una comisión de expertos y tomar de las manos a dirigentes de oposición y gobierno, pero el resultado no es ni una sombra de lo que se requería obtener. Así también ocurre en trabajo, equidad, institucionalidad política y reformas tributarias. La lista es larga y el resultado el mismo.
Es la política la que está enferma; secuestrada por un grupo de dirigentes cuyo norte es desbancar a algún vecino para mover unos centímetros la cerca. La política, llamada a reconciliar al hombre y su sociedad, hoy no ve, no escucha ni siente a un país que baila a un ritmo distinto, que tiene nuevos sueños y problemas.
Pero la misión de la política continúa intacta: es necesario rescatarla de sus captores para que tome su rol como catalizador de los cambios sociales que se necesitan. El conservadurismo de izquierda y derecha no ha estado a la altura del Chile del bicentenario. Es hora de dar el paso siguiente. De eso se trata la próxima elección presidencial y ese es el desafío que pretendemos liderar

MANUEL SANDOVAL BAROS
http://manusandoval.blogspot.com
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Debes ser el Cambio que Quieres ver en el Mundo
(enviado desde mi correo electrónico)

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