miércoles, 2 de julio de 2008

COMPAÑER@S

Un Amigo dejo esto en mi bandeja de entrada, la mandaron desde el más allá y la comparto con Ustedes:
"Compañeros y compañeras

Estimados: He sabido que ustedes están preparando celebraciones por los cien años de mi nacimiento. Si estuviera entre ustedes, el Che Guevara en junio cumpliría 80 años. Además, le he acompañado en sus merecidos homenajes en el sitio

Ustedes deben saber que desde la década de 1970 soy un aficionado a la informática. Fui el primer presidente de América Latina en adoptarla. Gracias a un voluminoso computador y a una red de máquinas de telex -el proyecto Cybersyn- mi gobierno manejaba la economía de Chile.
Ahora quizás el Internet les ayude a entender mejor la comunicación entre las vidas terrestre y eterna. Desde aquí veo la emisión y al emisor. Desde ahí ustedes ven la emisión, no el emisor. Y todo en tiempo real, lo cual desafía la incredulidad de muchos…
Converso con frecuencia con Perón, Jango y Arbenz sobre nuestros gobiernos. No estábamos preparados para implantar el socialismo por decreto. Intentamos poner un remiendo nuevo en un paño viejo, observó el otro día San Pedro al lamentar, en una pesca, el fracaso de la Unidad Popular. Hizo bien Fidel, acotó Bolívar, que movilizó al pueblo y cambió la naturaleza y el carácter del Estado. Nuestra falla, opinó Paulo Freire (es muy animador convivir en la eternidad con toda esta gente), fue no haber hecho un intenso trabajo de formación y organización popular. Había algo de mesiánico en aquella izquierda de los años 60 que se constituía en "vanguardia del proletariado" . Sólo olvidamos decirle al proletariado que él 1) era una clase teóricamente revolucionaria; 2) tenía una vanguardia dispuesta a llevarlo al socialismo.
En esa brecha las fuerzas burguesas y conservadoras lograron abrir un foso entre la izquierda y el pueblo. Aquellos que en la Tierra ya pasaron de la edad media y hoy tienen cabellos blancos se acuerdan de que algunos de nosotros cometían la tontería de asociar izquierdismo y ateísmo en un continente en que hasta la cordillera de los Andes se reconoce como Pacha Mama. ¿Cómo hacer política popular en México sin la bendición de la Señora de Guadalupe?
En un mundo bipolar, calentado por la Guerra Fría, no había espacio para transiciones democráticas. Por eso no hubo dificultad para que el fantasma del comunismo asustara mentes y corazones. Como no había bases populares concientizadas y organizadas, las condiciones objetivas, piensa Lenin, no se sumaron a las subjetivas. Y eso facilitó la secuencia de golpes militares que ahogaron América del Sur en el período más sombrío de su historia, sólo comparable a los primeros años de la colonización ibérica, cuando los pueblos indígenas fueron masacrados. Marx comentó conmigo que en los años 70 sólo no hubo golpe en los Estados Unidos, porque en Washington no hay embajada usamericana…
No evité la dictadura de Pinochet (además puedo asegurar que él no se encuentra aquí con nosotros; no sé qué habrá sido de él), pero salvé mí coherencia de vida y de principios. No me arrepiento de haber luchado hasta el fin. Un militante de izquierda, insiste el Che, puede perderlo todo, incluso la vida, menos la moral.
El ciclo de las dictaduras militares atrasó en todos los sentidos el proceso civilizatorio de nuestros países. Ni desde el punto de vista capitalista tuvo éxito. Erigió la corrupción como intrínseca a la acción política del Estado, endeudó a nuestros países y desencadenó inflaciones enormes. Sin hablar de las atrocidades cometidas.
Acabadas las dictaduras vino el ciclo de los gobiernos neoliberales, con los mismos dueños del poder, ahora disfrazados de demócratas. Y nuestros países fueron gobernados por figuras siniestras y corruptas como Collor en Brasil, Menem en Argentina, Fujimori en Perú, Carlos
Andrés Pérez en Venezuela…
Ahora se inaugura el tercer ciclo de estas últimas décadas: el democrático-popular. Miro con alegría y optimismo los gobiernos de Chávez, Lula, Morales, Correa y Lugo. La elección de Ortega en Nicaragua y la prometedora transición de poder en Cuba, rumbo al perfeccionamiento del socialismo, son también indicios de esa Primavera Democrática que florece en gran parte de América Latina, repudiando el Alca y estrechando lazos de solidaridad entre nuestros pueblos a través del Alba, del Mercosur, de la UnaSur de la Telesur, etc.
Lo bueno de vivir en la eternidad es que desde aquí se observa mejor lo que pasa en la Tierra. No sólo los agujeros en la capa de ozono, sino también los que ponen en peligro este nuevo ciclo. Desde la altura de mis 100 años debo alertar a esos nuevos gobernantes -elegidos para llevar a cabo cambios estructurales- que ésta es una oportunidad única para hacerlo por la vía democrática y pacifica. Por lo cual, en la relación entre gobernante y gobernados no cometan el error de confiar sólo en las instituciones vigentes, como el parlamento. Maquiavelo me recuerda que estar en el gobierno no coincide necesariamente con estar en el poder. ¡Y yo que lo diga!
Asegurar la gobernabilidad dando preferencia al parlamento es correr el riesgo de tornarse rehén de partidos acostumbrados a sobrevivir políticamente a la sombra del Ejecutivo, pero sin la menor sintonía con nuestro propósito de construir el socialismo a largo plazo.
Si pretenden escapar de ese peligro, aseguren la gobernabilidad también con el apoyo y movilización de movimientos sociales organizados en barrios, iglesias, sectores de trabajo. Fortalezcan los sindicatos combativos, el movimiento estudiantil, las ONGs confiables. Apóyense en los sintierra y sintecho; en los movimientos indígenas, negros, de género y de derechos humanos. Cuanto más organizada esté la sociedad civil, más empoderamiento popular habrá. Éste es el camino para la democracia participativa.
Apóyense en partidos ideológicamente consistentes (traten de crearlos, en caso de que no existan), desarrollen un intenso trabajo de formación de militancia, no cometan el grave equívoco de, confiando en su propio carisma, ceder a la tentación del neocaudillismo y suprimir las mediaciones institucionales entre gobernante y gobernados. Sepan que los pobres no se contentan con discursos sectarios, sino con la conquista de derechos elementales, como alimentación, salud y educación. No basta con asegurarles, a través de políticas compensatorias, un ingreso que los libre de la miseria.
Es necesario adoptar políticas emancipatorias, de modo que tengan acceso a los medios de producción, como la tierra, y puedan generar su propio ingreso, sin permanecer dependientes del Estado.
No confundan, como hicieron muchos de mi generación, el tiempo personal con el tiempo histórico. Aunque no participen en la cosecha, estén dispuestos a morir como semillas. Pongan las condiciones adecuadas para que América Latina se libre de la ingerencia de la Casa Blanca y de las oscilaciones económicas de los países metropolitanos. Infundan en el pueblo, sin caer en la xenofobia, un profundo sentimiento de soberanía e independencia.
Pongan en la agenda los grandes temas de la coyuntura internacional. Gandhi está escandalizado con el hecho de discutir tanto sobre la producción de etanol, alimento para 800 millones de vehículos automotores, sin que se discuta cómo nutrir a 854 millones de personas en situación de desnutrición crónica, ni una alternativa a este modelo individualista que insiste en definir al ser humanos como un animal dotado de seis piernas…
Tomen en sus manos la bandera de la preservación del medio ambiente, que sensibiliza a pobres y ricos. Impidan que la Amazonía sea devastada por madereros, cazadores, mineros, acaparadores y latifundistas. Protejan los derechos indígenas, atrévanse a promover la reforma agraria, inviertan abundantemente en educación y salud de calidad.
Conmemoren mis 100 años con la mirada en el futuro, convencidos de que el socialismo es el nombre político del amor.
¡Ánimo!

Desde la Tierra sin males,
Salvador Allende

Publicado el 01 Jul 2008
por: Frei Betto"

MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
una constante búsqueda....

1 comentario:

Anónimo dijo...

GRANDE COMPAÑERO !!!