Bajo el título "Mitos y verdades de la contaminación atmosférica en Santiago" en la sección de Blogs de La Tercera esta publicado un artículo de Marcelo Mena, director del Magíster en Gestión Ambiental de la Universidad Andrés Bello y que fue protagonista del último programa de Annonimos de Canal 13 (denominado "Corazón Verde" y disponible acá).
El artículo nos muestra, relativiza y niega la veracidad de 10 mitos que siempre escuchamos a la hora de debatir sobre el tema de la contaminación atmosférica en la Capital, mitos como lo inútil de la restricción a autos catalíticos o la inocuidad de las estufas a leña de doble cámara. Si bien ocupa algunas siglas que para muchos pueden ser lejanas es super entendible el mensaje que nos queda, sobre qué impactos tendría el que se ajuste la norma de medición de la calidad del aire; si nos ponemos más exigentes (algo que se puede y debemos hacer, es uno de los mitos)los períodos críticos serán más y nos daremos cuenta que muchas de las cosas que hoy creemos no contaminan, sí lo hacen y bastante...Baste con leer el Mito 5, donde se nos señala que lo que hoy consideramos aire bueno, esta muy por encima del nivel en que se considera peligroso el aire en otros paises.
Les dejo el listado de mitos, el que pueden leer directamente también de este enlace, y en (paréntesis) y cursivas trataré de explicar qué son algunos conceptos y siglas que puedan sonar extraños:
Mito 1: Santiago es la ciudad más contaminada del mundo después de Ciudad de México
La verdad es que ni siquiera a nivel latinoamericano. Antes era Ciudad de México, luego Santiago y otras ciudades. Hoy la más contaminada es Lima, seguida de cerca por Santiago, México (dependiendo del criterio) y Sao Paulo. Existen muchas ciudades en Asia, África y el Medio Oriente que tienen peores condiciones que Chile. Santiago y México sí han rebajado su PM10 (MATERIAL PARTICULADO RESPIRABLE; comprende las partículas de diámetro menor a 10 µm. Representa una mezcla compleja de substancias orgánicas e inorgánicas, que pueden penetrar a lo largo de todo el sistema respiratorio hasta los pulmones) y PM2.5 (Corresponde a la fracción fina del PM10, con un diámetro inferior a 2,5 µm, lo que les permite penetrar más por el sistema respiratorio llegando a los alvéolos pulmonares) en una fracción cercana al 50% anual en promedio.
Mito 2: Pudahuel y Cerro Navia son las comunas más contaminadas de Santiago, mientras que el sector oriente siempre presenta buen aire
Si reguláramos el PM2.5, La Florida y Santiago Centro serían las comunas más afectadas por concentraciones relativamente altas. Si aplicáramos la norma diaria de PM2.5 utilizada en Estados Unidos estaríamos cerca de 80 días sobre la norma en ese contaminante. En verano hay episodios de ozono que afectan al sector oriente, con mayores concentraciones en comunas como Lo Barnechea y Colina. Las emisiones que genera alguien que vive en Chicureo y va a trabajar todos los días en auto al centro se devuelven, afectando el lugar donde vive aproximadamente entre las 3 y las 4 de la tarde en forma de ozono troposférico (el Ozono es un gas que en su lugar natural es muy útil para la vida en la Tierra ya que tiene la propiedad de filtrar los rayos ultravioletas; sin embargo, en concentraciones altas y a baja altura puede ser un veneno para la misma vida que protege).
En PM2.5, un día normal para Pudahuel es más limpio que Las Condes. El problema ocurre con los casos extremos, es decir, el problema de Pudahuel no son las emisiones locales, sino el transporte dentro de la cuenca.
Mito 3: La restricción a catalíticos no es una medida efectiva
Al analizar el inventario de emisiones de Santiago, vemos que el aporte de los vehículos livianos no es tan significativo en PM10 y PM2.5. Sin embargo, su contribución en precursores de PM2.5 secundario (que se forma en atmósfera) es sustancial. Las comunas más afectas a las emisiones de fuentes móviles presentan mejoras importantes en la fracción fina (PM2.5) durante la restricción vehícular de catalíticos. La gestión de episodios críticos, en general, es efectiva en la prevención de concentraciones extremas. Eso se demuestra en que la relación entre concentración media de PM10 y las concentraciones más altas (percentil 98 de PM10 diario) debería ser más alta. En resumen, sin gestión de episodios críticos tendríamos concentraciones más extremas.
Mito 4: La gestión de episodios críticos es un buen indicador de la gestión ambiental de un país
Claramente no. Los episodios críticos son dramáticos cuando causan estragos en el aparato público de atención en salud. Sin embargo, el costo para el Estado es mayor por los efectos crónicos en el organismo que por los agudos. "Achuntar" con un modelo si mañana el aire va a ser malo o muy malo no sería tan relevante si admitiéramos que las medidas debieran comenzar a tomarse desde umbrales más bajos. El aire es malo con ICAP (Indice de Calidad del Aire por Partículas; indicador basado en la cantidad de partículas respirables, medidas en microgramos, presentes en un metro cúbico de aire) de 100 para arriba, y no de 200 o 300 como se cree. Eso solamente diluye la discusión, y terminamos hablando de los modelos y no de las medidas.
Mito 5: El aire es peligroso en preemergencia
En Estados Unidos, el aire se considera peligroso con un ICAP de 100, y en Europa con un ICAP de 33. En Chile, el ICAP de preemergencia es de 300. El aire está lejos de estar bueno por sobre el ICAP 100.
Mito 6: No podemos aspirar a cumplir normas ambientales de países desarrollados
Es una frase linda en lo dogmático. La verdad es que cada norma de CONAMA debe pasar por una evaluación de impacto económico y social, y cada una ha demostrado claros beneficios sociales y económicos. Las que vienen también representan beneficios amplios para la economía del país. Lo que pasa es que cuando se deja de normar, lo que se ahorra un sector por no abatir la contaminación lo termina pagando otro por los efectos a la salud. Normar es transparentar los verdaderos costos de las externalidades, o por lo menos intentarlo. No podemos descartar rangos de normas. Debemos ajustarnos a nuestra propia institucionalidad de evaluación social de proyectos. Y si el estudio dice que la norma tiene rentabilidad social, bueno, hay que creerle...
Mito 7: No se puede reducir el polvo regional de Santiago
Si bien el tema del polvo regional de Santiago no ha mostrado avances (frecuentemente se trata de la fracción gruesa del PM10), no podemos dar por perdida la batalla. Claramente es necesario seguir potenciando los programas de aspirado y lavado de calles, tomar previsiones para evitar la erosión cuando estemos transformando la ciudad mediante la construcción, y, sin duda, invertir en áreas verdes. Es la mejor forma de prevenir el polvo grueso.
Mito 8: Las estufas a leña son ecológicas si tienen doble cámara
Numerosas campañas de empresas fabricantes han tratado de demostrar este punto, mientras la prensa continúa estudiando cuál es la forma más económica de calefaccionarse. Lamentablemente, hay estudios que afirman que el PM10 emitido directamente por estas estufas -casi en un 100% en la forma de PM2.5- aporta cerca del 11% del PM anual. Si lo distribuimos solamente en las noches de invierno, que es cuando generalmente se usan más, el efecto es aún mayor.
Un estudio de la USACH atribuye alrededor de un 48% del PM10 detectado en la Estación O’Higgins, en el centro de Santiago, a las estufas a leña. Hoy se piensa en regular las emisiones de estas estufas, pero sin considerar la eficiencia energética. También se está pensando aplicar estándares similares a los de Estados Unidos, país cuya normativa data de 1988 (pero se está actualizando). En ciudades como San Francisco, Portland y Seattle, entre otras, pese a que albergan un inmenso parque automotor, en episodios críticos se prohíbe el uso de estufas a leña.
Mito 9: Las motos son la forma menos contaminante de transportarse en Santiago
Tal vez se gana en descongestión y en CO2, porque efectivamente tienen buen rendimiento, pero en contaminación atmosférica no es mucho lo que se gana con este medio de transporte. De hecho, si la moto no cumple con la norma Euro III (norma europea sobre emisiones de gases de combustión de los vehículos nuevos; corresponde a una norma vigente desde 2000, ya existe una cuarta norma (más exigente) vigente desde 2005)sus emisiones de NOx(Óxidos de Nitrógeno), CO(Monóxido de carbono), y COVs(compuestos orgánicos volátiles, distintos del metano, de naturaleza antropogénica capaces de producir oxidantes fotoquímicos en presencia de luz solar por reacción con óxidos de nitrógeno) (recomiendo este enlace) son sustancialmente más altas que las de los automóviles catalíticos, por ende, equivale a un auto sin convertidor catalítico. Es más (y esto ya lo intuimos). Si ves una estela medio violeta en la humareda de una moto es porque estás viendo compuestos orgánicos volátiles (más info en http://www.latimes.com/news/printedition/highway1/la-hy-throttle11-2008jun11,0,1076364.story). Y ni hablar de las motos mosquito y sus motores de dos tiempos, cuya circulación está prohibida en Santiago, ya que emiten unas 200 veces más que un auto catalítico.
Mito 10: Hay tres modelos de pronóstico, dos de los cuales son nuevos
No son modelos nuevos, ni tampoco mejores, pero ese no es el problema. No podemos seguir condicionando la aplicación de medidas de mitigación de emisiones en base al modelo o a las condiciones climáticas. Actualmente, si el modelo falla para arriba (dice que viene preemergencia y no se constata), los reclamos son tremendos. Todo Santiago indignado. Por otro lado, si el modelo falla para abajo (no predice preemergencia), los reclamos son menores, se limitan a los lugares más afectados y, probablemente, a un par de diputados o activistas.
La realidad es que no tiene sentido pedir renuncias cuando se decretan medidas de contingencia que resultan erradas. Tanto una alerta como una preemergencia son situaciones extremas. Estar en alerta con un ICAP de 290 no significa que esté todo bien, tal como llegar a niveles de preemergencia (ICAP 300 hacia arriba) no implica que haya algún tipo de debacle ambiental. Los niveles, repito, son pésimos a partir del ICAP 100. De hecho, el análisis de las concentraciones de PM2.5 a las que nos vemos expuestos es poco alentador. Bajo ese punto de vista, los períodos de mal aire son mucho más amplios.
Es momento de repensar cómo avanzamos en contaminación atmosférica. Implementar una norma eficaz de PM2.5 aumentará la cantidad de episodios críticos. Debemos considerar un modelo predictivo para anticipar los efectos de la exposición a contaminantes en la salud de la población, pero no condicionar las medidas a predicciones. Éstas deben menos severas, pero permanentes.
MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
una constante búsqueda....
El artículo nos muestra, relativiza y niega la veracidad de 10 mitos que siempre escuchamos a la hora de debatir sobre el tema de la contaminación atmosférica en la Capital, mitos como lo inútil de la restricción a autos catalíticos o la inocuidad de las estufas a leña de doble cámara. Si bien ocupa algunas siglas que para muchos pueden ser lejanas es super entendible el mensaje que nos queda, sobre qué impactos tendría el que se ajuste la norma de medición de la calidad del aire; si nos ponemos más exigentes (algo que se puede y debemos hacer, es uno de los mitos)los períodos críticos serán más y nos daremos cuenta que muchas de las cosas que hoy creemos no contaminan, sí lo hacen y bastante...Baste con leer el Mito 5, donde se nos señala que lo que hoy consideramos aire bueno, esta muy por encima del nivel en que se considera peligroso el aire en otros paises.
Les dejo el listado de mitos, el que pueden leer directamente también de este enlace, y en (paréntesis) y cursivas trataré de explicar qué son algunos conceptos y siglas que puedan sonar extraños:
Mito 1: Santiago es la ciudad más contaminada del mundo después de Ciudad de México
La verdad es que ni siquiera a nivel latinoamericano. Antes era Ciudad de México, luego Santiago y otras ciudades. Hoy la más contaminada es Lima, seguida de cerca por Santiago, México (dependiendo del criterio) y Sao Paulo. Existen muchas ciudades en Asia, África y el Medio Oriente que tienen peores condiciones que Chile. Santiago y México sí han rebajado su PM10 (MATERIAL PARTICULADO RESPIRABLE; comprende las partículas de diámetro menor a 10 µm. Representa una mezcla compleja de substancias orgánicas e inorgánicas, que pueden penetrar a lo largo de todo el sistema respiratorio hasta los pulmones) y PM2.5 (Corresponde a la fracción fina del PM10, con un diámetro inferior a 2,5 µm, lo que les permite penetrar más por el sistema respiratorio llegando a los alvéolos pulmonares) en una fracción cercana al 50% anual en promedio.
Mito 2: Pudahuel y Cerro Navia son las comunas más contaminadas de Santiago, mientras que el sector oriente siempre presenta buen aire
Si reguláramos el PM2.5, La Florida y Santiago Centro serían las comunas más afectadas por concentraciones relativamente altas. Si aplicáramos la norma diaria de PM2.5 utilizada en Estados Unidos estaríamos cerca de 80 días sobre la norma en ese contaminante. En verano hay episodios de ozono que afectan al sector oriente, con mayores concentraciones en comunas como Lo Barnechea y Colina. Las emisiones que genera alguien que vive en Chicureo y va a trabajar todos los días en auto al centro se devuelven, afectando el lugar donde vive aproximadamente entre las 3 y las 4 de la tarde en forma de ozono troposférico (el Ozono es un gas que en su lugar natural es muy útil para la vida en la Tierra ya que tiene la propiedad de filtrar los rayos ultravioletas; sin embargo, en concentraciones altas y a baja altura puede ser un veneno para la misma vida que protege).
En PM2.5, un día normal para Pudahuel es más limpio que Las Condes. El problema ocurre con los casos extremos, es decir, el problema de Pudahuel no son las emisiones locales, sino el transporte dentro de la cuenca.
Mito 3: La restricción a catalíticos no es una medida efectiva
Al analizar el inventario de emisiones de Santiago, vemos que el aporte de los vehículos livianos no es tan significativo en PM10 y PM2.5. Sin embargo, su contribución en precursores de PM2.5 secundario (que se forma en atmósfera) es sustancial. Las comunas más afectas a las emisiones de fuentes móviles presentan mejoras importantes en la fracción fina (PM2.5) durante la restricción vehícular de catalíticos. La gestión de episodios críticos, en general, es efectiva en la prevención de concentraciones extremas. Eso se demuestra en que la relación entre concentración media de PM10 y las concentraciones más altas (percentil 98 de PM10 diario) debería ser más alta. En resumen, sin gestión de episodios críticos tendríamos concentraciones más extremas.
Mito 4: La gestión de episodios críticos es un buen indicador de la gestión ambiental de un país
Claramente no. Los episodios críticos son dramáticos cuando causan estragos en el aparato público de atención en salud. Sin embargo, el costo para el Estado es mayor por los efectos crónicos en el organismo que por los agudos. "Achuntar" con un modelo si mañana el aire va a ser malo o muy malo no sería tan relevante si admitiéramos que las medidas debieran comenzar a tomarse desde umbrales más bajos. El aire es malo con ICAP (Indice de Calidad del Aire por Partículas; indicador basado en la cantidad de partículas respirables, medidas en microgramos, presentes en un metro cúbico de aire) de 100 para arriba, y no de 200 o 300 como se cree. Eso solamente diluye la discusión, y terminamos hablando de los modelos y no de las medidas.
Mito 5: El aire es peligroso en preemergencia
En Estados Unidos, el aire se considera peligroso con un ICAP de 100, y en Europa con un ICAP de 33. En Chile, el ICAP de preemergencia es de 300. El aire está lejos de estar bueno por sobre el ICAP 100.
Mito 6: No podemos aspirar a cumplir normas ambientales de países desarrollados
Es una frase linda en lo dogmático. La verdad es que cada norma de CONAMA debe pasar por una evaluación de impacto económico y social, y cada una ha demostrado claros beneficios sociales y económicos. Las que vienen también representan beneficios amplios para la economía del país. Lo que pasa es que cuando se deja de normar, lo que se ahorra un sector por no abatir la contaminación lo termina pagando otro por los efectos a la salud. Normar es transparentar los verdaderos costos de las externalidades, o por lo menos intentarlo. No podemos descartar rangos de normas. Debemos ajustarnos a nuestra propia institucionalidad de evaluación social de proyectos. Y si el estudio dice que la norma tiene rentabilidad social, bueno, hay que creerle...
Mito 7: No se puede reducir el polvo regional de Santiago
Si bien el tema del polvo regional de Santiago no ha mostrado avances (frecuentemente se trata de la fracción gruesa del PM10), no podemos dar por perdida la batalla. Claramente es necesario seguir potenciando los programas de aspirado y lavado de calles, tomar previsiones para evitar la erosión cuando estemos transformando la ciudad mediante la construcción, y, sin duda, invertir en áreas verdes. Es la mejor forma de prevenir el polvo grueso.
Mito 8: Las estufas a leña son ecológicas si tienen doble cámara
Numerosas campañas de empresas fabricantes han tratado de demostrar este punto, mientras la prensa continúa estudiando cuál es la forma más económica de calefaccionarse. Lamentablemente, hay estudios que afirman que el PM10 emitido directamente por estas estufas -casi en un 100% en la forma de PM2.5- aporta cerca del 11% del PM anual. Si lo distribuimos solamente en las noches de invierno, que es cuando generalmente se usan más, el efecto es aún mayor.
Un estudio de la USACH atribuye alrededor de un 48% del PM10 detectado en la Estación O’Higgins, en el centro de Santiago, a las estufas a leña. Hoy se piensa en regular las emisiones de estas estufas, pero sin considerar la eficiencia energética. También se está pensando aplicar estándares similares a los de Estados Unidos, país cuya normativa data de 1988 (pero se está actualizando). En ciudades como San Francisco, Portland y Seattle, entre otras, pese a que albergan un inmenso parque automotor, en episodios críticos se prohíbe el uso de estufas a leña.
Mito 9: Las motos son la forma menos contaminante de transportarse en Santiago
Tal vez se gana en descongestión y en CO2, porque efectivamente tienen buen rendimiento, pero en contaminación atmosférica no es mucho lo que se gana con este medio de transporte. De hecho, si la moto no cumple con la norma Euro III (norma europea sobre emisiones de gases de combustión de los vehículos nuevos; corresponde a una norma vigente desde 2000, ya existe una cuarta norma (más exigente) vigente desde 2005)sus emisiones de NOx(Óxidos de Nitrógeno), CO(Monóxido de carbono), y COVs(compuestos orgánicos volátiles, distintos del metano, de naturaleza antropogénica capaces de producir oxidantes fotoquímicos en presencia de luz solar por reacción con óxidos de nitrógeno) (recomiendo este enlace) son sustancialmente más altas que las de los automóviles catalíticos, por ende, equivale a un auto sin convertidor catalítico. Es más (y esto ya lo intuimos). Si ves una estela medio violeta en la humareda de una moto es porque estás viendo compuestos orgánicos volátiles (más info en http://www.latimes.com/news/printedition/highway1/la-hy-throttle11-2008jun11,0,1076364.story). Y ni hablar de las motos mosquito y sus motores de dos tiempos, cuya circulación está prohibida en Santiago, ya que emiten unas 200 veces más que un auto catalítico.
Mito 10: Hay tres modelos de pronóstico, dos de los cuales son nuevos
No son modelos nuevos, ni tampoco mejores, pero ese no es el problema. No podemos seguir condicionando la aplicación de medidas de mitigación de emisiones en base al modelo o a las condiciones climáticas. Actualmente, si el modelo falla para arriba (dice que viene preemergencia y no se constata), los reclamos son tremendos. Todo Santiago indignado. Por otro lado, si el modelo falla para abajo (no predice preemergencia), los reclamos son menores, se limitan a los lugares más afectados y, probablemente, a un par de diputados o activistas.
La realidad es que no tiene sentido pedir renuncias cuando se decretan medidas de contingencia que resultan erradas. Tanto una alerta como una preemergencia son situaciones extremas. Estar en alerta con un ICAP de 290 no significa que esté todo bien, tal como llegar a niveles de preemergencia (ICAP 300 hacia arriba) no implica que haya algún tipo de debacle ambiental. Los niveles, repito, son pésimos a partir del ICAP 100. De hecho, el análisis de las concentraciones de PM2.5 a las que nos vemos expuestos es poco alentador. Bajo ese punto de vista, los períodos de mal aire son mucho más amplios.
Es momento de repensar cómo avanzamos en contaminación atmosférica. Implementar una norma eficaz de PM2.5 aumentará la cantidad de episodios críticos. Debemos considerar un modelo predictivo para anticipar los efectos de la exposición a contaminantes en la salud de la población, pero no condicionar las medidas a predicciones. Éstas deben menos severas, pero permanentes.
MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
una constante búsqueda....
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