(para que sepan de que se trata, pinchen acá) No podemos hablar de un gobierno universitario legítimo si se encuentra sostenido sobre una comunidad estudiantil sometida a la más desoladora condición de desinformación con respecto a procesos fundamentales para el quehacer universitario.
Para poder destacar a “nivel nacional e internacional” es imperativo evitar reproducir al interior de la Academia, comportamientos sociales nefastos; sin embargo a diario constatamos como los estudiantes somos tratados como una masa difusa de consumidores ajenos a la Universidad, a los cuales no es necesario prodigarles condiciones que fomenten su desarrollo personal y humano más alla de lo que obliga el pago constante que realizan. Esto porque no somos considerados como una parte estructurante de la Academia y porque no hemos logrado constituirnos como una “masa crítica” que sea un real aporte a su institucionalidad.
Como somos el componente mayoritario de la comunidad universitaria y no formamos parte ni siquiera de los canales de información y opinión que posee la universidad: nadie, independiente de su posición, puede enarbolar la bandera de la democracia universitaria. Académicos, funcionarios, directivos y estudiantes somos testigos directos de una severa y rígida oligarquía, sistema que bajo ninguna circunstancia ofrece un “sano y transparente gobierno universitario”
La compleja situación actual en la que se encuentra el Área de Estado, Economía y Gestión ha generado una escalada de declaraciones cruzadas a las que como estudiantes debemos sumarnos, porque estoy convencido que constituimos una parte vital de la cuestionada Área.
Pero ante la lamentable ignorancia y aislamiento organizacional e institucional a la que el Directorio y la Rectoría someten al estudiantado, se hace complejo estructurar un discurso que represente una postura única, coherente y clara de los estudiantes frente a la contingencia actual. Sin prejuicio de ello considero una obligación moral manifestarnos respecto a determinadas cartas que están sobre la mesa.
Me opongo de manera rotunda a que (independiente de cualquier argumento) se pase a llevar la voluntad de estudiantes y académicos del Área, y se desconozcan procesos democráticos legítimos; ya que golpes autoritarios de ese calibre amenazan directamente el normal equilibrio de intereses y relaciones de poder en una sociedad madura y moderna, lo que sin duda generará serios obstáculos a la sana convivencia al interior de la Academia.
Reconozco, en este “programa de reestruturación general” que se pretende aplicar, una oportunidad ideal para fortalecer el Área (y la universidad entera) , ya que considero positivo y certero, el reflexionar y cuestionar (y ojala avanzar en soluciones y mejoras) “la calidad de la docencia entregada”; al igual que buscar alternativas destinadas a fomentar la investigación, extensión, publicaciones y prestación de servicios externos por parte del cuerpo docente de la universidad.
A su vez, es necesario, casi una obligación, manifestarse, de forma tajante, en desacuerdo a continuar aceptando (por omisión) la exclusión a la que los estudiantes de las diferentes carreras estamos confinados.
Es una profunda convicción creer que cualquier proyecto reestructurador debe considerar a los estudiantes en pos de asegurar una integra y efectiva “institucionalización de la estructura del Área”, para que las carreras y actividades llevadas adelante por ella, gocen de una “sustentabilidad sólida y durable”.
Exijamos, esta vez,nuestro derecho a ser parte de las soluciones…
MANU(el Andres) SANDOVAL (Baros)
una constante búsqueda....
viernes, 23 de noviembre de 2007
UNA POSTURA ANTE LA TORMENTA
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